De como una desgracia puede acabar bien y te hacen la ola

Hola a tod@s

me imagino que muchas veces que vais de cocineros profesionales, por h o por b se frustra todo el invento y os entra un sudor frío al comprobar que vuestro maravilloso plato hace agua por todos lados y piensas en buscar el teléfono de Telepizza y dudáis si cortaros las venas o dejároslas largas. A mi me paso este fin de semana en que había quedado para hacer una barbacoa en casa de unos amigos. Yo llevaba alguna cosita, como pimientos confitados, bonito con pisto, changurro con endividas y unos calamares encebollados que salieron «endemoniados» en un primer intento, duros como piedros a pesar de llevar  más de un kilo de cebolla confitada. Al final opté por no tirarlos a la basura ya que se nos habían juntado cinco comensales más a una comida de 10 personas y temía quedarme escaso (es una de mis pesadillas). Batí tres huevos de pita-pita, pasé los calamares «endomiados» por la túrmix, le metí unas aceitunas verdes al conglomerado,  le agregué los huevos batidos y lo introduje todo en un par de moldes al baño manolo (digo, maría) a 180 grados durante 35 o 40 minutos (hasta que estuvo, vamos). Golpecito de grill para dorar un poco la parte de arriba y el resultado fue de aplaudir con las orejas.

Así que la próxima vez que penséis en tirar algo a la basura, haced un mix.

Suerte.

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